Eran las 12:00 Pm, Catelyn estaba caminando por las oscuras y desoladas calles de Jacksonville, pero ella se preguntaba, en realidad eran tan desoladas como lo creían los demás, como ella quería que fuese? o como lo sentía en su interior? sabía que los sentidos nos engañan a todos, pero aún y con eso se seguía sintiendo observada, con ojos clavados en su espalda, en lo más oscuro de la opacidad en el aire, sabía que los muertos la podían observar, pero ella sentía que lo que la observaba eran vivos, esto era lo que la preocupaba, tampoco sabía cuantos eran los que la miraban pues sentía los ojos clavados en todas las partes de su cuerpo creando una ilusión de tener mil ojos clavados en su espalda, ella no sabía si la estaba observando sólo uno o varios de estos. Tampoco conocía sus intenciones, no tenía ni la menor idea del por qué ni el cómo de sus miradas, tan sólo las sentía.
No pudo aguantar más, se dio la vuelta, y lo que vio no fue muy satisfactorio para ella, pero sentía que si no se daba la vuelta, sería peor para ella. Pero entonces lo vio, una persona, o al menos eso le parecía, pues vió una forma humana, corpulenta, después de haber sentido tantas miradas, algo le llamó la atención, no pudo ver los ojos de este ser, sólo vio que traía algo en la mano, pero no alcanzó a divisarlo bien, entonces echó a correr. Pero no fue un acto voluntario, simplemente su cuerpo así lo hizo. Pues sabía que algo malo estaba a punto de suceder, oyó que los pasos del ser también se aceleraron, hasta el momento en que empezó a correr, pues sólo duro unos 3 minutos, y así como su cuerpo la obligo a correr, éste le impuso la necesidad de ceder, fue decreciendo la velocidad lentamente, lastimosamente después de que la alcanzó y ella olió el el olor agradable del cloroformo, pues cuando se dejó caer, ya no supo más.
Al siguiente día se levantó, no pudo mirar a su alrededor porque tenía algo en la cara que le impedía ver hacia el exterior, pero inmediatamente supo donde se ubicaba al oír enfermeras hablando y al oler enfermedad, se encontraba en un hospital, gritó, pero nadie le prestó atención, oyó que la televisión de su habitación estaba encendida, como no podía verla se propuso a escucharla, estaban dando las noticias de las 9 Am, así que ya tenía una idea de la hora en la que se encontraba, entonces escuchó su perdición, la noticia decía así: Se encontró cuerpo en callejón de Jacksonville, víctima de un ataque que no dejó rastros, sólo se encontró que le arrancaron los ojos. Ahí fue cuando lo supo, el dicho es verdadero: Los ojos son el espejo del alma. Y para acabar con su martirio, tendría que desconectar el alma de otro, como lo habían hecho con ella, y así, continuar con la cadena.
-Autor: Carlos Buitrago
*imagen tomada de: http://tierradoradamx.blogspot.com/2012/06/el-miedo.html
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