La venta de garaje recién había concluido, todos los compradores ya emprendían el viaje a casa. Adeline no se iba con las manos vacías, había comprado varios objetos que aunque pareciesen innecesarios y anticuados, ella los veía como toda una ganga. Adeline era una chica recién casada que tenía cierto interés por las ventas de garaje, estos eventos le parecían una oportunidad de conseguir objetos a bajo costo y que, según ella, algún día podrían conseguir un alto valor. Todo lo que empezó con un leve interés ahora se había convertido en una obsesión, tanto así, que ya tenía una de sus habitaciones repleta de chécheres y trastos que compraba en todas las ocasiones.
En esa hermosa soleada tarde de
enero había visto un objeto que automáticamente llamó por completo su atención,
era un hermoso anillo de plata con una reluciente gema naranja octogonal, que
era rodeada por una especie de collar en relieve. Además de estar bastante
intacto, tenía un precio sorprendentemente bajo. Adeline lo compró, pagó
únicamente un dólar por él, misteriosamente el propietario se alegró
profundamente, era como si sintiera un agudo deseo de deshacerse del accesorio.
Un sentimiento de extrañeza se
apoderó en el momento de Adeline, pero en el transcurso de la tarde lo olvidó.
Cuando se dirigía a su vehículo, decidió probarse el nuevo accesorio, le
quedaba fantástico, entonces inició su recorrido. El auto avanzó media manzana
cuando, inesperadamente, un fuerte zumbido comenzó a manifestarse. El fuerte
ruido era penetrante, Adeline sentía como el poderoso ruido carcomía sus
entrañas, cada vez más, el incesante ruido se hacía más y más intenso. Adeline
le costaba mantenerse en equilibrio, perdió el control de su auto y se estrelló
violentamente contra un abedul en la acera izquierda.
Cuando volvió en sí, Adeline
salió de su auto. Se había estrellado contra el lindo árbol que había frente a
su casa ¿Cómo era posible? Apenas había recorrido media manzana y se suponía
que su residencia se encontraba a más de cinco. El ambiente había cambiado
radicalmente, era de día pero el cielo estaba completamente sumergido en nubes
grises, el lúgubre ambiente era complementado por la soledad, la calle estaba
vacía, no había ningún rastro de vida. Todas las viviendas estaban cerradas y
por una extraña razón ahora tenían un aspecto más deteriorado, tenían rastros
de moho, las paredes estaban manchadas de suciedad, algunas ventanas estaban
destrozadas y era evidente que necesitaban una nueva capa de pintura. Pero no
eran solo las casas, la carretera, la acera, las señales, los hidrantes y las
cañerías también tenían el mismo efecto ¿Qué estaba ocurriendo?
Adeline corrió hacia su casa,
sacó las llaves de su bolso y descubrió que ninguna encajaba, así que sacó su
teléfono celular y discurrió en llamar a su cónyuge pero su teléfono no
funcionaba, por una extraña razón toda la pantalla no dejaba de producir
escalofriantes imágenes acompañadas de gritos de dolor. El ruido de los gritos
se acrecentaba, Adeline observaba como las bombillas de los postes de iluminación
reventaban y las minúsculas partículas de cristal se estrellaban contra el
pavimento.
En un momento, el ruido cesó y
una oleada de frío intenso golpeó contra su delicado cuerpo, la ráfaga de
viento arrancaba las hojas de los árboles y estos se arremolinaban en el suelo.
Pero hasta ahora era el comienzo. Adeline lo escucho con total claridad, el
individuo que se acercaba caminaba con tal rapidez que podía distinguirlo a
pesar de la oscuridad que se apoderaba con cada vez más velocidad la abandonada
calle.
Era un hombre alto, con cabello
largo, bastante robusto, pero aún estaba demasiado lejos, así que Adeline no
podía apreciar su rostro.
Sin embargo, a Adeline le
alegraba contar con la presencia de otro humano y sin pensárselo dos veces
corrió en dirección al extraño individuo, lo lamentó por completo. El individuo
estaba vestido completamente en un traje negro lleno de arpones, puntillas,
alfileres, chinches y demás que se incrustaban en su piel. Adeline podía ver
como la sangre brotaba de su piel y se derramaba a lo largo de todo su cuerpo,
su rostro estaba cubierto de una horrenda máscara hecha en cobre, pero ella lograba ver sus
diabólicos ojos rojos y sus cuarteados labios bañados en sangre.
La criatura comenzó a emitir un
desgarrador chillido agudo de maniático, comenzó a temblar y rápidamente sacó
un oxidado machete manchado de lo que parecía sangre seca y lodo. El individuo
se abalanzó sobre Adeline, esta vez con una risa que le erizaría los pelos a
cualquiera.
Adeline se echó a correr, sentía
cada vez más cerca al macabro hombre, más y más cerca, sentía que la calle se
hacía cada vez más larga y notaba que el cielo se oscurecía con mayor rapidez.
Pronto, Adeline logró llegar a su residencia, tomó una gran roca que había en
su jardín frontal y rompió una de sus ventanas. Escaló lo más rápido que pudo,
pero el machete cortó levemente su espalda. Al caer sobre la esponjosa alfombra
que cubría la sala de estar, se palpó la espalda y descubrió que estaba toda
cubierta en sangre, parecía que el corte había sido un poco más profundo. El
hombre había desaparecido y ya comenzaba a sentir punzadas de dolor en su
supurante herida, el suelo estaba totalmente bañado en su propia sangre,
Adeline presionó el interruptor pero las luces no encendieron.
En ese instante, Adeline lo
escuchó con total claridad, era su esposo, el amor de su vida, gritaba. Los
horribles gritos que emitía provenían de la planta superior, Adeline se dirigió
al comienzo de las escaleras y percibió que una sustancia negra viscosa se
deslizaba por ellas. Adeline no le prestó mucha atención y comenzó a subir
lentamente los escalones, el dolor en su espalda iba en constante aumento, las
punzadas le impedían subir con mayor rapidez.
Cuando por fín llegó hasta arriba
se encontró con una escena totalmente distinta a su casa habitual, el tapiz de
las paredes estaba totalmente rasgado, había manchas de sangre y de la
sustancia por todos lados. Su dormitorio estaba cerrado, podía ver que la luz
estaba encendida y sin dudas, los gritos de su esposo venían de allí adentro.
Se armó de valor y tomó un bate
de beisbol que le pertenecía a su cónyuge, se dirigió al dormitorio, tomo el
picaporte y abrió la puerta con brusquedad. Y allí estaba, acostado sobre la
cama amarrado por cadenas, su piel había desaparecido, los trozos de carne
estaban regados por toda la habitación. Los gemidos eran cada vez más débiles y
sus ojos solo evidenciaban un profundo sentimiento de dolor. El autor de tan
atroz crimen se hallaba allí observando a Adeline a través de la máscara que protegía
su identidad. El individuo solo gesticulo unas palabras acompañadas de una
torcida sonrisa: “Has comprado la muerte, has recibido muerte”, antes de que se
abalanzara sobre ella.
La policía revisó las cámaras de
seguridad de la casa y la calle tras hallar los cuerpos de Adeline y su esposo.
Después de salir de la venta de garaje, Adeline condujo su auto con un exceso
de velocidad, perdió el control tras pasar sobre un bache y se estrelló en el
abedul frente a su casa, el golpe fue demasiado brusco y expulsó violentamente
a Adeline de su auto, lo que causó que se estrellara de espaldas contra el
árbol, el cual tenía una gran rama que se incrusto directamente en la espalda
de Adeline. Sin embargo, ella se levantó y rompió la ventana de su propia casa,
tomó un machete que había en su jardín frontal y entró en la residencia, subió,
tomó un bate de su esposo y tras encontrarlo viendo televisión en el dormitorio
lo golpeó salvajemente hasta dejarlo inconsciente, tras eso, comenzó a rebanar
su cuerpo. Su esposo murió desangrado y ella, se suicidio cortándose el cuello
con el machete tras la muerte de su esposo. En cuanto al anillo, no se sabe
nada.
-Autor: Andrés Jaramillo
*Imagen tomada de: http://xn--quesignificasoarcon-83b.blogspot.com/2013/06/que-significa-sonar-con-sangre.html#.U3JEb4F5OME
-Autor: Andrés Jaramillo
*Imagen tomada de: http://xn--quesignificasoarcon-83b.blogspot.com/2013/06/que-significa-sonar-con-sangre.html#.U3JEb4F5OME
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