domingo, 4 de mayo de 2014

Realidad adversa



La venta de garaje recién había concluido, todos los compradores ya emprendían el viaje a casa. Adeline no se iba con las manos vacías, había comprado varios objetos que aunque pareciesen innecesarios y anticuados, ella los veía como toda una ganga. Adeline era una chica recién casada que tenía cierto interés por las ventas de garaje, estos eventos le parecían una oportunidad de conseguir objetos a bajo costo y que, según ella, algún día podrían conseguir un alto valor. Todo lo que empezó con un leve interés ahora se había convertido en una obsesión, tanto así, que ya tenía una de sus habitaciones repleta de chécheres y trastos que compraba en todas las ocasiones.

En esa hermosa soleada tarde de enero había visto un objeto que automáticamente llamó por completo su atención, era un hermoso anillo de plata con una reluciente gema naranja octogonal, que era rodeada por una especie de collar en relieve. Además de estar bastante intacto, tenía un precio sorprendentemente bajo. Adeline lo compró, pagó únicamente un dólar por él, misteriosamente el propietario se alegró profundamente, era como si sintiera un agudo deseo de deshacerse del accesorio.

Un sentimiento de extrañeza se apoderó en el momento de Adeline, pero en el transcurso de la tarde lo olvidó. Cuando se dirigía a su vehículo, decidió probarse el nuevo accesorio, le quedaba fantástico, entonces inició su recorrido. El auto avanzó media manzana cuando, inesperadamente, un fuerte zumbido comenzó a manifestarse. El fuerte ruido era penetrante, Adeline sentía como el poderoso ruido carcomía sus entrañas, cada vez más, el incesante ruido se hacía más y más intenso. Adeline le costaba mantenerse en equilibrio, perdió el control de su auto y se estrelló violentamente contra un abedul en la acera izquierda.

Cuando volvió en sí, Adeline salió de su auto. Se había estrellado contra el lindo árbol que había frente a su casa ¿Cómo era posible? Apenas había recorrido media manzana y se suponía que su residencia se encontraba a más de cinco. El ambiente había cambiado radicalmente, era de día pero el cielo estaba completamente sumergido en nubes grises, el lúgubre ambiente era complementado por la soledad, la calle estaba vacía, no había ningún rastro de vida. Todas las viviendas estaban cerradas y por una extraña razón ahora tenían un aspecto más deteriorado, tenían rastros de moho, las paredes estaban manchadas de suciedad, algunas ventanas estaban destrozadas y era evidente que necesitaban una nueva capa de pintura. Pero no eran solo las casas, la carretera, la acera, las señales, los hidrantes y las cañerías también tenían el mismo efecto ¿Qué estaba ocurriendo?

Adeline corrió hacia su casa, sacó las llaves de su bolso y descubrió que ninguna encajaba, así que sacó su teléfono celular y discurrió en llamar a su cónyuge pero su teléfono no funcionaba, por una extraña razón toda la pantalla no dejaba de producir escalofriantes imágenes acompañadas de gritos de dolor. El ruido de los gritos se acrecentaba, Adeline observaba como las bombillas de los postes de iluminación reventaban y las minúsculas partículas de cristal se estrellaban contra el pavimento.

En un momento, el ruido cesó y una oleada de frío intenso golpeó contra su delicado cuerpo, la ráfaga de viento arrancaba las hojas de los árboles y estos se arremolinaban en el suelo. Pero hasta ahora era el comienzo. Adeline lo escucho con total claridad, el individuo que se acercaba caminaba con tal rapidez que podía distinguirlo a pesar de la oscuridad que se apoderaba con cada vez más velocidad la abandonada calle.

Era un hombre alto, con cabello largo, bastante robusto, pero aún estaba demasiado lejos, así que Adeline no podía apreciar su rostro.

Sin embargo, a Adeline le alegraba contar con la presencia de otro humano y sin pensárselo dos veces corrió en dirección al extraño individuo, lo lamentó por completo. El individuo estaba vestido completamente en un traje negro lleno de arpones, puntillas, alfileres, chinches y demás que se incrustaban en su piel. Adeline podía ver como la sangre brotaba de su piel y se derramaba a lo largo de todo su cuerpo, su rostro estaba cubierto de una horrenda máscara  hecha en cobre, pero ella lograba ver sus diabólicos ojos rojos y sus cuarteados labios bañados en sangre.

La criatura comenzó a emitir un desgarrador chillido agudo de maniático, comenzó a temblar y rápidamente sacó un oxidado machete manchado de lo que parecía sangre seca y lodo. El individuo se abalanzó sobre Adeline, esta vez con una risa que le erizaría los pelos a cualquiera.

Adeline se echó a correr, sentía cada vez más cerca al macabro hombre, más y más cerca, sentía que la calle se hacía cada vez más larga y notaba que el cielo se oscurecía con mayor rapidez. Pronto, Adeline logró llegar a su residencia, tomó una gran roca que había en su jardín frontal y rompió una de sus ventanas. Escaló lo más rápido que pudo, pero el machete cortó levemente su espalda. Al caer sobre la esponjosa alfombra que cubría la sala de estar, se palpó la espalda y descubrió que estaba toda cubierta en sangre, parecía que el corte había sido un poco más profundo. El hombre había desaparecido y ya comenzaba a sentir punzadas de dolor en su supurante herida, el suelo estaba totalmente bañado en su propia sangre, Adeline presionó el interruptor pero las luces no encendieron.

En ese instante, Adeline lo escuchó con total claridad, era su esposo, el amor de su vida, gritaba. Los horribles gritos que emitía provenían de la planta superior, Adeline se dirigió al comienzo de las escaleras y percibió que una sustancia negra viscosa se deslizaba por ellas. Adeline no le prestó mucha atención y comenzó a subir lentamente los escalones, el dolor en su espalda iba en constante aumento, las punzadas le impedían subir con mayor rapidez.

Cuando por fín llegó hasta arriba se encontró con una escena totalmente distinta a su casa habitual, el tapiz de las paredes estaba totalmente rasgado, había manchas de sangre y de la sustancia por todos lados. Su dormitorio estaba cerrado, podía ver que la luz estaba encendida y sin dudas, los gritos de su esposo venían de allí adentro.

Se armó de valor y tomó un bate de beisbol que le pertenecía a su cónyuge, se dirigió al dormitorio, tomo el picaporte y abrió la puerta con brusquedad. Y allí estaba, acostado sobre la cama amarrado por cadenas, su piel había desaparecido, los trozos de carne estaban regados por toda la habitación. Los gemidos eran cada vez más débiles y sus ojos solo evidenciaban un profundo sentimiento de dolor. El autor de tan atroz crimen se hallaba allí observando a Adeline a través de la máscara que protegía su identidad. El individuo solo gesticulo unas palabras acompañadas de una torcida sonrisa: “Has comprado la muerte, has recibido muerte”, antes de que se abalanzara sobre ella.


La policía revisó las cámaras de seguridad de la casa y la calle tras hallar los cuerpos de Adeline y su esposo. Después de salir de la venta de garaje, Adeline condujo su auto con un exceso de velocidad, perdió el control tras pasar sobre un bache y se estrelló en el abedul frente a su casa, el golpe fue demasiado brusco y expulsó violentamente a Adeline de su auto, lo que causó que se estrellara de espaldas contra el árbol, el cual tenía una gran rama que se incrusto directamente en la espalda de Adeline. Sin embargo, ella se levantó y rompió la ventana de su propia casa, tomó un machete que había en su jardín frontal y entró en la residencia, subió, tomó un bate de su esposo y tras encontrarlo viendo televisión en el dormitorio lo golpeó salvajemente hasta dejarlo inconsciente, tras eso, comenzó a rebanar su cuerpo. Su esposo murió desangrado y ella, se suicidio cortándose el cuello con el machete tras la muerte de su esposo. En cuanto al anillo, no se sabe nada.

-Autor: Andrés Jaramillo
*Imagen tomada de: http://xn--quesignificasoarcon-83b.blogspot.com/2013/06/que-significa-sonar-con-sangre.html#.U3JEb4F5OME

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